Los Niños Menores De Tres Años No Deberían Ver La Televisión Nunca


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En los países desarrollados los niños pasan gran parte de su tiempo de ocio pegados a una pantalla. Hasta hace poco sólo veían la tele, pero de un tiempo a esta parte la mayoría de hogares tienen ordenadores, consolas portátiles, móviles… Toda una serie de aparatos que, de una forma u otra, acaban entrando en la vida de los niños.
 
Se ha hablado mucho de la influencia que la televisión puede tener sobre el desarrollo de los niños, pero muchos padres no saben cómo actuar frente a unas tecnologías plenamente extendidas y, en muchos casos, necesarias. 
 
Un nuevo estudio publicado esta semana en la revista Archives of Disease in Childhood, asegura que la obsesión que tienen los niños por las pantallas está causando daños en su desarrollo y podría conllevar problemas físicos a largo plazo. 
 
El estudio, elaborado por el psicólogo Aric Sigman, pinta un panorama poco alentador. Según este especialista, que ha escrito un libro sobre el asunto (Remotely Controlled. How televisión is damaging our lives, Vermilion), “a lo largo de la infancia los niños pasan más tiempo viendo la televisión que en la escuela. Si además se incluyen el tiempo que dedican a los videojuegos, navegar por Internet y ver DVD, con solo siete años, un niño habrá pasado todo un año delante de una pantalla”. 
 
Los riesgos de ver televisión
 
En opinión de Sigman, independientemente del contenido que se esté viendo, la enorme cantidad de tiempo que emplean los niños delante de una pantalla tras volver de la escuela debe considerarse un factor de riesgo, que puede incidir en el desarrollo de varias enfermedades. Según explica en su estudio, un adolescente británico pasa de media seis horas al día delante de una pantalla, una cifra que en Estados Unidos se eleva a ocho horas. Pero los efectos negativos se notan mucho antes. En su opinión, a partir de las dos horas de visionado aumenta el riesgo de padecer a largo plazo obesidad y problemas cardiovasculares.  
 
Los riesgos aumentan en los niños menores de tres años, que se encuentran en la fase crítica de desarrollo del cerebro. En este tiempo, cuenta Sigman, “los niños necesitan interactuar con sus padres, frente a frente, no con una pantalla”. Por ello insiste que con esas edades se les debería prohibir el uso de cualquier tipo de pantalla. 
 
Las advertencias de Sigman, por una u otra vía, han tenido eco en las recomendaciones oficiales de diversos países. 
 
El departamento de salud del Gobierno estadounidense cita específicamente que la reducción del tiempo que pasan los niños frente al televisor debe ser una prioridad para la salud nacional, recomienda encarecidamente que los niños de cero a dos años no usen ningún tipo de pantalla e insiste en que, para el resto de edades, no es conveniente gastar más de dos horas frente al televisor. 
 
Una recomendación similar hace la Sociedad Pediátrica de Canáda, que además insiste en que los niños no deben tener ordenador o televisión en su propio cuarto. Lo que parece claro, pese a que Sigman no sea todo lo riguroso que debiera, es que una exposición excesiva a las pantallas no es lo más adecuado para el desarrollo de los niños. 
 
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