Descubren la mutación genética que nos permitió ser vegetarianos

Los científicos han encontrado la variante genética que nos permitió ser vegetarianos (AP)

Los primeros Homo sapiens aparecieron en África hace unos 180.000 años, y allí permanecieron durante al menos 100.000 años, "atados" a las grandes masas de agua, de las que obtenían sus recursos alimenticios, pescados y mariscos.

Esta dieta resultó fundamental para el desarrollo de nuestro cerebro, debido principalmente a su contenido en ácido graso DHA (ácido docosahexaenoico).

Sin embargo, los humanos terminaron por abandonar aquella zona segura en el centro África y expandirse por todo el mundo, y ahora un equipo de científicos estadounidense expertos en genética han averiguado qué fue lo que permitió el inicio de ese episodio conocido como la gran expansión.

Analizando los genes de 1902 personas, representantes de 15 poblaciones humanas diferentes, cuyo genoma había sido secuenciado en el seno del Proyecto Genoma, los científicos compararon las secuencias entre sí para observar las relaciones entre las diversas poblaciones humanas, separadas hace decenas de miles de años.

De este modo, descubrieron una variante genética clave que dio a los humanos la capacidad de transformar las grasas de origen animal en los nutrientes esenciales que el cerebro precisaba.

Según el estudio, publicado en PLOS, esta mutación genética permitió que los Homo sapiens se transformaran en vegetarianos, pudiendo así abandonar las zonas seguras centro africanas en las que se alimentaban de pescado.

Hasta ahora, existía un debate considerable entre los genetistas acerca del modo en que los primeros humanos obtuvieron el DHA necesario para que sus cerebros aumentaran en tamaño y complejidad. Este cambio, significó el fin de la dependencia de una sola fuente de alimentación para el crecimiento y desarrollo del cerebro.

En 2011, los científicos descubrieron que las personas de ascendencia africana expresan con mayor frecuencia el gen que transforma el ácido graso de las plantas en grasa poliinstarurada. 

El hallazgo proporciona, como vemos, una pista importante respecto al por qué diferentes poblaciones étnicas responden de manera distinta a la dieta occidental moderna.

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